Tratamiento de Dobby
Cuando me interesé por Dobby, ya fui informado de su enfermedad, la Leishmania o Leishmaniosis, y sabía que había que tratarlo de por vida. No fue un problema para nada para mí. Pues yo precisamente he de medicarme toda la vida, y no por ello considero que hay que desecharme, como mucha gente habría hecho al querer adoptar a Dobby. Comprendo que puede ser un problema para un perro así, de hecho Dobby estuvo durante un año y medio en ACOLAMA, entiendo que nadie quiere una mascota enferma, pero por otro lado, si tu intención es buscar un ejemplar magnífico, de raza auténtica y en perfecto estado, puede que lo encuentres en algún albergue o protectora y se dan muchísimos casos. Pero yo no solo quería un ejemplar bonito, obediente, educado y con todos los pros posibles. Yo quería tener un ejemplar que hubiera tenído un pasado duro, que hubiera sufrido y que su vida no fuese nada fácil. Mi cometido era darle la mejor calidad de vida a uno de estos ejemplares, por lo que la enfermedad, no era un problema para mí. Creo que las cuidadoras de ACOLAMA aun no se creen que haya encontrado un amigo como yo, y no me quiero echar flores, me refiero a alguien que se comprometa de por vida con el, que lo proteja y cuide como se merece sin plantearse problemas por su situación. Creo que es una forma mas de involucración el aceptar a ejemplares así. Y de humanizar un poco este mundo tan deshumanizado en que nos ha tocado vivir.
Y tras estos 20 días de convivencia con Dobby, no puedo estar mas feliz con el. Por su compañía, su cariño, su educación, respeto a las cosas de casa, por su increíble inteligencia y sobre todo por esa tremenda mirada que me brinda, con la que me ofrece su agradecimiento, su cariño y su fiel compañerismo. Os aseguro que han sido unos de los días mas felices de mi vida, el perro te da su cariño sin pedir nada cambio, sin interés, sin hipocresía, te da su cariño por que le sale de dentro, por que lo siente sinceramente y solo con mirarte te intenta comprender. Sabe como te sientes, cuando lo necesitas y distingue tus estados de animo, sin decirte nada, solo se acerca y busca tu mano, tu cara o solo tu atención. Dobby es muy cariñoso, muy agradecido y excepto cuando se pone a modo «Dobbynator«, que suele ser cunado sale de paseo por el campo, y se le levantan las orejas, se le abren esos ojos de color ámbar tan preciosos y se le eleva la cola a modo de oz, solo en esos momentos, cuando sus instintos cazadores se activan, actúa de modo semi- independiente dejando libres sus sentidos para ser para lo que nació: el rastreador-cazador por antonomasia. Solo en esos momentos es independiente de ti, aun haciéndote caso a tus ordenes, aunque de una forma muy particular, te mira, controla la distancia y prosigue con su tarea de búsqueda de rastros. Una actitud común entre los podencos, ya que son irremediablemente cazadores. Su fortaleza es muy grande para el tamaño que tiene, nadie diría que está enfermo, no lo parece ni deja de tener energía en ningún momento. Luego al llegar a la calle, se acerca a mí, a mi lado y va a mi paso hasta que llegamos a casa. Desactiva el modo «Dobbynator» y cambia al 100%, deja de ser el cazador salvaje a ser el mas educado compañero. En casa no hay nada que puedas reprocharle, es como si no estuviera, se deja caer en su sitio y si quiere algo no te lo dice, pero te persigue por toda la casa hasta que tu deduces que es lo que quiere. A la noche no molesta, ni ladra ni hace ningún ruido, duerme en mi habitación junto a mi cama, en la suya y espera pacientemente que suene el despertador, pues sabe que saldremos pronto al paseo. Ha aprendido nuestras rutinas y no pierde detalle. Convivir con el es muy fácil. Como me alegro de tenerlo a mi lado y pienso en lo que se han perdido aquellos que no han querido llevárselo a casa. Supongo que muchos de vosotros comprendéis perfectamente a lo que me refiero.
Ya le queda menos del nuevo tratamiento, inyectarle cada día una dosis, es algo que en un principio parece complicado, pero con Dobby, nada lo es. No tiene problema por ponerme la cabeza en la rodilla estirarse y quedarse quieto mientras le pellizco la piel y le pongo la inyección. Luego su chuche para que no deje de portarse bien y ni una queja. Todo te lo pone sencillo y confía en mi, eso si que ha sido fundamental para nuestra convivencia, su confianza.
Este sábado iremos a Ulldecona al veterinario ha hacerle una analítica a ver como está y de paso haremos ya el papeleo de su adopción. Cuando subamos seremos familia definitivamente. Tengo muchísimas ganas de que sea así, y espero que los resultados sean positivos para él y se haya recuperado de su pequeña anemia. Cruzo los dedos.




